Followers :-)

martes, 30 de agosto de 2011

Aquí estoy.

He olvidado lo mucho que odiaba, y sigo odiando esto. Lo he olvidado, y me he adaptado. Incluso me había ido gustando. Es como la primera vez que monté en el saltamontes; el primer salto que dió, me pasó eso de que parece que se te va a salir el corazón por la boca, y me puse en tensión. Pero luego miré para mi pequeña prima, y vi que lo estaba pasando mal, así que me dediqué a consolarla juntando la poca paciencia que tengo; mi prima se tranquilizó un poco, y yo también. Luego mi prima me volvió a pedir que montáramos otra vez, y monté con ella. Y así hasta diez veces. Pero luego, pasado unos meses, no he querido montar, porque sabía que volvería a tener la impresión de que el corazón se me saldría por la boca con el primer salto. Pues esto es lo mismo: aún sabiendo que no me gustaba, que lo odiaba, me hice a la idea de que aquí me tendría que quedar, y que me lo iba a comer con patatas. Ahora incluso me gustaba, me parecía interesante. Pero ahora, que tenía ganas de disfrutarlo, me lo sacan, como una piruleta a un bebé. ¿Y qué puede hacer el indefenso bebé? Nada. Coger su ira, y macharse a donde le manden; pero eso sí : conserva su ira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario